20 de noviembre de 2010

Días de lluvia y frío


La vida continúa, al otro lado de la ventana una Curruca capirotada Sylvia atricapilla busca alimento; los días comienzan a ser fríos, escasean los insectos y se tiene que conformar con las bayas de la Hiedra, poco más queda. Seguro que recuerda los días de abundancia, los higos, frutos del Saúco de los que dio buena cuenta y los miles de insectos de los que nos libró.
La relación higuera, aves e insectos hace siempre que recuerde el libro de Jules Renard, “Historias naturales” y en concreto el capítulo de “La oropéndola”.
“Le digo:
-Devuélveme esa cereza inmediatamente.
-De acuerdo –responde la oropéndola.
Devuelve la cereza y, con la cereza, las trescientas mil larvas de insectos dañinos que se traga durante un año.”

2 comentarios:

  1. Es lindo, Miguel... ¿ no hay majuelos en esos lares? ahora están repletos de frutos rojos carnosos y dulces...

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  2. Hay Espino albar, lo frecuentan los verderones que se dan buenos atracones. No veo que atraiga mucho a las currucas.

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